Ayer 24 de agosto, se conmemoró el día del lector en homenaje a Borges, y en el marco del ya cercano festejo por el Santo Patrono San Agustín, me pareció oportuno destacar la memoria de uno de los personajes del campo de la literatura, hijo de Pellegrini: Giordano Bruno, autor del libro Relatos y de la Antología de Poesías Piemontesas traducidas al castellano, entre otras publicaciones.
Bruno se destacó, precisamente, por ser un gran lector. La lectura fue siempre su pasión. Y fue allí, en Carlos Pellegrini, adonde empezó esta aventura infinita. Sucedió así: él era un niño. Una amiga le había hablado de un cuento, llamado «Las tres manzanas de oro». Hasta que no lo consiguió, no estuvo en paz. En su autobiografía, Bruno lo cuenta de este modo: «El día que vino con el cuento, salí corriendo a recibirla gritando ¡Las tres manzanas de Oro!!, ¡Las tres manzanas de Oro!! Y dejando a mis compañeritos con los cuales iba a pasear por el campo, me volví a casa y me puse a leer el cuento. -Fue como un hechizo y desde ese día no dejé nunca más la lectura”. –
Además, el recuerdo es pertinente porque en breve se realizará aquí en Pellegrini la presentación de la Antología de poesía piamontesa mencionada, en un acto en el que se repasarán aspectos de la cultura de esa región de Italia, como la canción y la música en general. Encuentro que tendrá carácter de homenaje a su autor a 101 años de su nacimiento.
Bruno escribió narraciones de gran valor testimonial, como «El Mini», «La Gata Marela», «El Chena», «Los Arroperos», «Los Carozos y otros juegos», cuyas escenas transcurren todas en el Pellegrini de otros tiempos. Asimismo, tradujo numerosas poesías en piemontés (idioma que dominaba) al castellano, haciendo conocer grandes poetas piemonteses.
Por hoy, nos quedamos con la historia de estas tres espléndidas «manzanas de oro», que ofrecemos en honor a tantas otras personas lectoras que quizá vivieron una experiencia similar. La lectura abre mundos ilimitados y de maravilla.
Marta Bruno
Desde San Jorge, Santa Fe