La pellegrinense Paula Figueras cursa un embarazo de riesgo y a su bebé que está a punto de nacer, le detectaron una patología cardiovascular. Después de pasar malos momentos por la tortuosa burocracia de hospitales y sanatorios, aún no tienen seguridad del lugar donde harán la cesárea y brindarán la internación en Neonatología, y posterior cirugía al recién nacido.
“A nuestro bebé, Rami, le descubrieron en octubre una patología cardiovascular que se llama Tretalogía de Fallot, tiene una de las arterias que conecta la parte pulmonar que es más chiquita que la aorta, entonces eso hace que no bombee bien sangre al cuerpo, que no oxigene bien. El primer estudio lo hicimos acá en El Trébol, la doctora de El Trébol nos derivó a Rosario con el doctor Argüello, que confirmó el diagnóstico. Nosotros pensábamos deshacernos de lo que teníamos como para afrontar los gastos que se nos venían con el bebé, pero el médico nos aconsejó afrontarlo con mi mutual, PAMI, porque de forma particular va a ser imposible, no van a terminar nunca, se van a quedar en el camino”, comenzó contando Paula.
Y ARRANCÓ LA ODISEA
“La primera derivación que nos hace la doctora Adriana Alesso, que es la que venía controlando mi embarazo, lo hace al Sanatorio Laprida de Rosario con el doctor José Emidi. Nosotros hicimos un par de controles con él. El doctor salió de vacaciones y yo empecé con presión alta. El 8 de noviembre nos presentamos, él hace el control, yo tenía presión alta y uno de los análisis no dio bien. Entonces me dijo que me quede internada ahí mismo. Estábamos en un consultorio externo y cuando vamos a hacer el ingreso por el Sanatorio, nos dicen que no nos pueden recibir, que PAMI ahí no puede recibirnos, supuestamente porque la NEO no estaba preparada para recibir al bebé. Imaginen, en esa situación, que uno está mal, la presión al 1000, nadie nos daba bolilla. Nos mandan a hablar otra vez con el médico, el médico no entendía nada porque en el primer control él había hablado con la jefa de Neonatología y le había dicho que sí podía recibir a Ramiro ahí en el sanatorio. Lo que no se podía hacer era operarlo después, porque mi bebé necesita ser operado, pero lo que ellos no saben es si tienen que operarlo apenas nazca o si le pueden dar unos meses. Eso va a depender de cómo Rami sature afuera de la panza, porque no va a poder respirar correctamente, al no oxigenar bien”, siguió con su relato.
“Bueno, el doctor nos indica que vayamos al piso 3 del Sanatorio Laprida, a la guardia, para que me controlen, para que no me dejen así. Cuando subimos al piso 3 nos mandan a hacer un papelerío otra vez abajo en recepción. En recepción nos dicen que no nos pueden atender, ni siquiera por la guardia, que por favor nos retiremos del sanatorio. Como perros, como delincuentes nos echaron, yo descompuesta, pero nos tuvimos que volver así al pueblo, sin atención, mínimamente tendrían que calmar a la madre que tiene un embarazo de riesgo, bajarle la presión y después sacarla, decirle hasta acá podemos ayudar”, recuerda con angustia.
“Nos volvimos con mi pareja José, llegamos al pueblo como a la una de la madrugada. Al otro día, nos levantamos temprano, al primero que fui a hablarle fue a Marcelo del SAMCo., porque en Rosario hablaban también de un rechazo, como que el hospital de acá tenía que hacer un rechazo porque yo figuraba que me tenía que hacer atender en el SAMCo. Carlos Pellegrini, mientras que acá no hay ni siquiera maternidad. En el SAMCo. enseguida me preparó el rechazo, me voy del doctor Ferrero que es mi médico cabecera, para pedir una derivación y con todo eso me voy al PAMI a El Trébol, donde quedaron en avisarme y confirmar el lugar de la derivación. Pasó el jueves, pasó el viernes, nada. Vuelvo el viernes de la doctora Alesso, me hace el control y ella organiza para que vayamos al Hospital Alassia de Santa Fe, que es el hospital de niños, donde fuimos el lunes a la primera entrevista. Ahí la jefa de cardiología nos estaba esperando, controló el embarazo. Desde ahí nos mandó al Sanatorio Diagnóstico, que era donde nos tenía que esperar un tal José Tosselo, que nunca jamás lo vimos, no estaba, nos atendió una doctora de guardia que nos dice que en la NEO no lo quieren a tu bebé porque no están preparados para esa patología. Y nos dijo que estaba moviendo todos los hilos para ver dónde me podían derivar. Eran las 3 de la tarde y me armaron una pieza para que me quede y esté contenida, y luego a la tardecita nos confirmaron que nos mandaban al Hospital Cullen, que ahí había una Neo como para recibirlo y atenderlo al bebé cuando nazca. A las 8 de la mañana nos fuimos al Hospital Cullen y estuvimos sentados en la sala de espera hasta las 2 de la tarde, sin que nadie nos diga nada, mis pies estaban muy hinchados, los tenía que elevar, no podía más, me sentía mal. En un momento nos llaman a una entrevista y nos explicaron que el prestador que a nosotros nos corresponde es Diagnóstico, que ellos habían hablado con la doctora Papini, que es la jefa de Neo del hospital Alassia, que les explicó que en la Neo del Diagnóstico lo podrían recibir a Ramiro tranquilamente, porque el bebé venía con buen porte, que la ventricular no estaba tan cerrada como ellos esperaban y que en caso que ellos no pudieran tenerlo, que le den las primeras atenciones y después lo deriven al Hospital Alassia”, relató sobre la increíble burocracia que les tocó pasar en ese momento.
Ahí nos derivaron de nuevo al Sanatorio Diagnóstico, pero por teléfono desde ahí nos decían que no había cama, que íbamos a tener que esperar 2 horas a que llegara la doctora a controlarnos, que el gasto de cesárea era aparte… todo mal. Me decían que Ramiro no podría tener el apellido de su papá hasta que no pasara toda esta burocracia para que el PAMI lo reconozca, que iba a tener que ser hijo mío solamente. Y todo así, de mala forma. Cuando llegué, me senté, nos recibieron las enfermeras del Diagnóstico, un amor las chicas, me hicieron ir a la salita a esperar la doctora que llegaría una hora y media más tarde. Yo ahí me quebré, me agarró un ataque de nervios, me quería venir en casa porque me sentía manoseada, pisoteada, basura, que no era nada… y no es así. Me encontró la doctora que me había recibido el día anterior en la Guardia y me dijo que ella me iba a atender. Me llevó a control y me dijo que ella me va a hacer la cesárea, determinó que tengo 36 semanas de embarazo, y quedó en hacerse cargo de nosotros; hará la cesárea el 30 de noviembre, y espero que de acá hasta esa fecha no pase nada, nos dijo que está la Neo a disposición para recibir a Rami, ahí harán las primeras atenciones, y si ahí a ellos se les complica, lo trasladarán al Alassia, donde está la NEO más compleja”, explicó, con cierto alivio pero con la incertidumbre lógica después de tantas vueltas.
De todas maneras, Paula contó: “arrancamos con la denuncia a la Superintendencia de la Salud, porque como venimos pateando de un lado para el otro ¿quién nos dice que lleguemos el 30 de noviembre y nos digan, no, mirá, acá no se los puede atender? Y el 30, nuestro hijo sea donde sea, tiene que nacer y necesita atención en Neo”, finalizó la mamá.
Quien pueda dar una mano, ayudar de alguna manera para brindar seguridad a esta familia, a esta mamá y a su bebé por nacer que requerirá de alta complejidad, puede contactarse con Portal Pellegrinense.
Desde ya, muchas gracias.